Existen numerosas técnicas de valoración de una startup, en este artículo hemos resumido algunas de las más importantes.
Cuando se hace una inversión, por ejemplo una casa, se conoce su valor.
Del mismo modo, cuando se invierte en una empresa es necesario conocer su valor, pero ¿Cómo se estima este valor? ¿Cómo se llega a un precio?
No es una cuestión que afecte solo al inversor, porque hemos comprobado repetidamente que algunos empresarios no saben cuánto vale realmente su negocio, lo cual es muy curioso porque la empresa suele ser uno de los principales activos de una familia o de un empresario en general.
Así pues, tanto si eres un empresario como un inversor, si quieres entender el mundo de los negocios necesita saber cómo se valora una empresa.
Para entender la importancia de la valoración de empresas, vamos a ver los principales métodos que se utilizan, ya que el valor de una empresa es un indicador clave en una inversión y es necesario, por tanto, conocer los métodos de valoración y entender cómo funcionan, pero también cómo no confiar sólo en ellos (especialmente si estamos invirtiendo en una start-up).
Partimos de la base de que las valoraciones siempre estarán determinadas por la oferta y la demanda. Como siempre, es el mercado el que decide el precio de cualquier activo, incluidas las empresas.
También hay que tener en cuenta que algunos de los métodos de valoración más utilizados, como el Discounted Cash Flow (DCF), son más utilizados para empresas maduras que tienen años de funcionamiento a sus espaldas y rara vez se aplican (de hecho, nunca deberían aplicarse) a una start-up de alto potencial, esto es debido a que las start-ups son empresas con altas expectativas de crecimiento pero con pobres resultados actuales, que por tanto pueden tener un gran futuro que no sería expresado por los métodos que acabamos de mencionar (¿cómo se podría evaluar un flujo de caja de una start-up que acaba de validar su VPM?)
Así que empecemos por el principio, como hemos dicho, el mercado: la oferta y la demanda.
1. Método de los fundadores
La oferta proviene de los fundadores, pero ¿cómo deciden el precio de su empresa?
Los empresarios, sobre todo en la fase inicial, determinan la cantidad que quieren/necesitan recaudar mediante la venta de una parte del capital (capital que se utilizará para el desarrollo de las futuras fases de la empresa); a continuación, determinan el porcentaje de capital que quieren transferir a los futuros socios, es decir, cuánto capital quieren vender.
Así se obtiene la primera valoración, que tendrá que encontrar una contrapartida, y el mercado vuelve a dictar sus leyes, sin contrapartida la valoración no vale nada.
Por otro lado, los inversores (sobre todo si se trata de una start-up) utilizarán un método de valoración, pero principalmente estimarán si la empresa tiene un potencial de revalorización suficiente para colmar sus expectativas de rentabilidad, dicho de forma sencilla: si su inversión, al vencimiento que han previsto, puede generar un excedente positivo suficiente para compensar el riesgo de la misma.
2. Método: Valoración de activos
Empecemos con una distinción:
– Valor de la empresa = Valor de una empresa
– Valor de los fondos propios = Valor de los fondos propios
El valor de una empresa es igual al valor de los fondos propios + su posición financiera neta (PFN), puede que no sea muy intuitivo pero sigamos con el razonamiento.
El valor de los fondos propios es igual al valor de una empresa: el PFN.
Continuando con la ecuación, el valor de una empresa es igual al valor de los fondos propios + el PNF.
En este caso, se trata de un método anticuado que se utilizaba sobre todo en el pasado. Hoy en día representa un paso intermedio hacia la valoración mediante múltiplos.
3. Método: múltiplos
La valoración por múltiplos implica un análisis del valor de otras empresas similares, es decir, empresas que operan en el mismo sector.
Pero vayamos al fondo del asunto, ¿qué son los múltiplos comparables o, mejor dicho, cómo funcionan?
Los múltiplos comparables relacionan el valor de una empresa con algunos de sus principales indicadores (EBITDA, Ventas, etc.).
Por ejemplo: se relaciona el valor de la empresa con las ventas, el EBITDA y los beneficios.
Así, si un múltiplo es 3 veces el EBITDA, significa que el valor de la empresa es 3 veces su EBITDA.
Es un método fácil de entender pero a la hora de utilizarlo es necesario elegir los múltiplos que se quieren utilizar y que son especialmente válidos e ilustrativos para el sector al que pertenece la empresa (EV/ventas, EV/EBITDA…).
Destacamos el hecho de que para utilizar este método se necesitan referencias que, cuando se trata de empresas que cotizan en bolsa son fáciles de encontrar porque los datos son públicos, pero se hace un poco más difícil cuando se trata de empresas que no cotizan.
4. Método: Inicio de la valoración a través de los flujos de caja
Este es uno de los mejores métodos de valoración, porque ¿Qué es lo que queremos al hacer una inversión en un negocio? Obviamente, que se generen futuros flujos de caja positivos.
Pero estos datos no siempre son representativos de una empresa, especialmente si hablamos de una startup.
La valoración mediante flujos de caja no es fácil de utilizar, especialmente si somos inversores en empresas de nueva creación, ¡no podemos ni debemos utilizarla! Desvirtuaría lo que puede ser una intuición o confianza que le estás dando al fundador o incluso a la empresa; estamos hablando de un método válido para empresas que están en una fase avanzada de maduración.
Siguiente paso: ampliación de capital
Cada uno de estos métodos nos da una valoración Pre-Money, que es la evaluación de la empresa antes de realizar una ampliación de capital en la que participarán los socios que decidan invertir.
Así que vamos a ver qué pasa con la ampliación de capital, que es el siguiente paso después de la valoración Pre-Money.
¿Cómo funciona? Hagamos un ejemplo práctico para que sea fácil de entender.
1. Una empresa tiene un capital social de 10.000 euros, que serían los fondos aportados por los fundadores en el momento de la constitución;
2. Se aprueba una ampliación de capital por un importe adicional de 100.000 euros, con lo que los inversores inyectarán la cantidad que deseen invertir;
3. La valoración inicial de la empresa es de 1 millón de euros y los accionistas ceden el 10% de las acciones a los inversores;
4. Si se inyectan 100.000 euros como capital social, el capital social resultante sería de 110.000 euros y los inversores habrán adquirido el 90,9% del capital.
Pero aquí interviene la primera emisión, de modo que los 100.000 euros inyectados por los accionistas se distribuyen de este modo:
– 1.000 euros al capital social (redondeando las cifras por comodidad)
– 99.000 euros como capital de primera emisión.
De este modo, los inversores, tras realizar la ampliación, tendrán el 10% del capital social y los fundadores el 90%, para mantener el control de la empresa.
Para concluir, digamos que la valoración no es una ciencia exacta como tampoco lo es la inversión, citando a un famoso titán de la inversión “invertir es simple, no es fácil”.